
La flor de Violeta
Había una vez una niña que se llamaba Violeta, su
primer día de colegio descubrió que ella era muy pequeña frente a un colegio tan
grande. Pero al pasar los días, fue conociendo los pasillos, las clases, el
patio, los aseos, etc., y ya no le parecía el cole tan
inhóspito.
Un buen día, dijo la “seño”, pues así se le llamaba
a la maestra en esta escuela:
- Hoy dibujaremos…
- ¡Qué bien!, pensó Violeta.
A nuestra pequeña Violeta, le gustaba mucho el
dibujo, y podría hacer muchas cosas; caballos, coches, águilas, escarabajos,
peras, etc. Sacó entonces los lápices de colores y se puso manos a la obra,
dibujó y dibujó con impetuosa voluntad.
- ¡Esperen, interrumpió la seño, no empiecen aun!,
no he dicho todavía lo que quiero que dibujen… Hoy dibujaremos... una
flor.
- Chupi, pensó Violeta. Le encantaban las flores, y
comenzó a dibujar muchas flores, de distintas formas y colores; rojo, naranja,
verde, azul. Pero la seño interrumpió de nuevo.
- ¡Ahora, me atienden bien, que yo les voy a
enseñar a dibujar una flor! Entonces tomó el rotulador rojo y dibujó una flor
perfecta, con su tallo verde y una hoja muy bien perfilada.
- Pueden comenzar.
Violeta observó la flor que había dibujado la seño
y comparó las que había hecho ella. Estaba claro que le gustaban mucho más las
que ella había dibujado, pero pasó la página del cuaderno y se dispuso a dibujar
la flor tal y como la seño había indicado.
Otro día la maestra dijo:
- Hoy vamos a modelar con arcilla.
- ¡Qué bien!, gritó Violeta. Le gustaba modelar con
todo tipo de materiales, pero sobre todo con arcilla. Con su padre, solían
mancharse las manos y hacían monos, ratones, camiones, lapiceros, casas,
culebras, gatos.
Cuando la seño repartió los trozos de arcilla,
Violeta la tomó y comenzó a trabajarla, manchándose y mientras se mordía la
lengua en su empeño de obtener las figuritas más preciosas, oyó a la seño gritar
de nuevo.
¡Esperen un momento, aún no he dicho que comiencen!
Ahora, vamos a hacer un plato.
Violeta tomó las figuras que había hecho y las
apretujó contrariada, de nuevo era un trozo de arcilla informe.
Entonces la seño explicó como tenían que modelar el
plato y Violeta realizó el plato tal y como había indicado la
maestra.
Pronto Violeta aprendió a esperar que le dijeran
qué y cómo debía trabajar, y hacer cosas iguales a las que la seño les marcaba.
Violeta no volvió a hacer nada por sí sola.
Al cabo de varios años, a la madre de Violeta la
despidieron del trabajo y tuvo que cambiar de provincia, pues le ofrecían un
puesto nuevo lejos de allí.
La escuela nueva de la ciudad nueva era más grande
y más inhóspita que la anterior, pero se adaptó también a sus pasillos, aulas,
aseos, patio, maestras y maestros.
El primer día de clase, el maestro
dijo:
- Hoy vamos a hacer un dibujo.
- ¡Bien, dijo Violeta!
Y esperó a que el maestro diera las indicaciones
del dibujo. Pero el maestro no dijo nada, tan sólo fue de mesa en mesa viendo y
comentando algunos dibujos que los compañeros y compañeras estaban
haciendo.
Cuando llegó a su mesa preguntó:
- ¿Qué pasa Violeta, no quieres dibujar?
- Sí, claro, sólo espero que me diga lo que hay que
hacer.
- Puedes hacer lo que quieras, tienes que expresar lo
que sientas y lo puedes hacer con el dibujo más bonito que se te
ocurra.
- ¿Pero puedo hacer el dibujo que quiera y con el
color que me apetezca? Preguntó Violeta
- ¡Con cualquier color¡ Respondió el maestro. Si
todas y todos hacéis el mismo dibujo y usáis los mismos colores, ¿cómo podría yo
saber quién hizo cada dibujo?
Entonces Violeta tomó el color rojo y dibujó una
flor perfecta, con su tallo verde y una hoja muy bien
perfilada.
------------------------------------------------------------------------------------------
UBUNTU:
Un antropólogo propuso un juego a los niños de una tribu africana.
Puso una canasta llena de frutas cerca de un árbol y le dijo a los niños que aquel que llegara primero ganaría todas las frutas. Cuando dio la señal para que corrieran, todos los niños se tomaron de las manos y corrieron juntos, después se sentaron juntos a disfrutar del premio. Cuando él les preguntó por qué habían corrido así, si uno solo podía ganar todas las frutas, le respondieron: UBUNTU, ¿cómo uno de nosotros podría estar feliz si todos los demás están tristes?
UBUNTU, en la cultura Xhosa significa: "Yo soy porque nosotros somos."
------------------------------------------------------------------------------------------
UBUNTU:
Un antropólogo propuso un juego a los niños de una tribu africana.
Puso una canasta llena de frutas cerca de un árbol y le dijo a los niños que aquel que llegara primero ganaría todas las frutas. Cuando dio la señal para que corrieran, todos los niños se tomaron de las manos y corrieron juntos, después se sentaron juntos a disfrutar del premio. Cuando él les preguntó por qué habían corrido así, si uno solo podía ganar todas las frutas, le respondieron: UBUNTU, ¿cómo uno de nosotros podría estar feliz si todos los demás están tristes?
UBUNTU, en la cultura Xhosa significa: "Yo soy porque nosotros somos."
No hay comentarios:
Publicar un comentario